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¿Surface Pro 3 el dispositivo para la empresa?

La semana anterior Microsoft presentó su nueva tablet. Se trata de la Surface Pro 3, una tablet de 12″ que está llamada a competir directamente con los portátiles, a los que en cierta forma busca sustituir. Pero ¿es el Surface Pro 3 el dispositivo definitivo para la empresa?

Microsoft ha presentado la semana anterior su nuevo Surface Pro 3, la tercera generación de tablet con la que la compañía de Redmond busca hacerse un espacio entre los táctiles sin dejar de lado un enfoque muy claro: mantener en cierta manera el mundo PC, y con él la vida de su Windows 8

Con Surface 3, Microsoft busca un sustituto ‘moderno’ para el concepto de portátil. El camino le ha llevado tres generaciones de productos en el que han conseguido mejores características con cada nueva interación. Aumentan el tamaño de pantalla y el rendimiento del equipo a la vez que reducen grosor y peso, mejorando las posibilidades del software y las funciones a realizar con el lápiz, incluido en todos los ‘pro’ y una de las piedras fundamentales de cualquiera de las tres generaciones de los Surface Pro

Surface Pro: de tablet a candidato a sustituir al portátil ‘clásico’

Tenemos que remontarnos a octubre de 2012, cuando Microsoft presentó el primer Surface Pro. Un producto con un diseño muy atractivo, potente y que Microsoft posicionó como una alternativa a los tablets, siendo para ellos mucho mejor que estos por las posibilidades que brindaba el propio sistema Windows: lo mismo que teníamos en nuestros PC ahora podríamos disfrutarlo en un tablet, con una atractiva pantalla multitáctil de 10,6 pulgadas. Buena culpa de este enfoque también lo tenían las muy bien trabajadas fundas-teclado, disponibles en versión ‘Touch’ y ‘Type’, que empezaron a proporcionar una experiencia de ‘tecleo’ mucho más cercana a la de los teclados tradicionales y alejada de lo que hasta entonces suponía escribir en las pantallas.

Microsoft se adentró en un mercado “nuevo” con sus propios medios y empujando desde allí la interfaz de Windows 8, que cobra más sentido con una pantalla táctil como la del Surface Pro, mientras que el teclado (opcional, pero de compra casi obligatoria) le daba un ‘extra’ interesante. El rendimiento de Surface Pro también era muy superior al de otras alternativas tablets más clásicas, pues se basaba en un Intel Core i5 ‘Ivy Bridge’ de la época mucho más potente al de las opciones ARM de la competencia, y a la vez cercano a lo que conocíamos en un PC.

Tenía algunos puntos débiles, por supuesto, como por ejemplo una autonomía ciertamente escasa (hasta 4 horas), pero sin duda alguna fue un gran primer producto.

Casi un año después Microsoft presentó Surface Pro 2, con la misma esencia del original y pocos cambios. Misma pantalla y resolución, tamaño, peso o incluso precio de partida, 1200 US. Mejoraron partes del hardware utilizando la misma familia de procesadores Intel Core i5, pero de la nueva generación (i5-4200U ‘Haswell’, que trajo consigo mejoras gráficos Intel HD 4400), y consiguieron que uno de los puntos débiles del anterior, la autonomía, mejorase notablemente hasta casi duplicar el dato: hasta 7 horas, en vez de las 4 del primer Surface Pro.

Como decíamos, pequeñas mejoras puntuales sobre un equipo bien construido que redondeaban la experiencia y solucionaban algunos de los problemas que muchos usuarios habían notificado.

Surface Pro 3, el modelo presentado la semana anterior, sí que es una evolución importante de estas primeras dos generaciones. Microsoft ha conseguido mantener la esencia de anteriores Surface Pro, pero enfocándolo ahora a competir con ultrabooks e híbridos más que con tablets.

Los principales cambios de Surface Pro 3 respecto a los dos anteriores están en el tamaño: optan por 12 pulgadas bajo resolución de 2160×1440 píxeles. Quieren que la definición de Surface-tablet de 10,6 pulgadas se asemeje a un Surface-portátil de 12 pulgadas, con más espacio de pantalla para gestionar mejor la información que tratemos en el equipo pero ajustando mucho peso, donde pese al aumento de pantalla, han logrado reducirlo. También lo han conseguido con el grosor.

En el interior del Surface Pro 3 hay relativos pocos cambios. Microsoft mantiene el mismo Core i5-4300U que empezó a utilizar desde enero, pero añade opciones Core i7 y Core i3 para los que busquen un modelo más potente y otro muy básico (y de paso bajan esa barrera del ‘precio de partida’, 799 dólares, que si sólo existiese el Core i5 serían 999 dólares).

Otro de los puntos claves que trae la tercera generación es el Surface Pen, ahora con muchas más posibilidades no sólo en cuanto al dispositivo físico (más semejante a un bolígrafo analógico), si no también en lo que se refiere a funcionalidades e interacción con el propio sistema operativo y ciertas aplicaciones. Por ejemplo, Microsoft ha demostrado un muy interesante funcionamiento junto con OneNote, así como las capacidades para, por ejemplo, ‘encender’ el tablet pulsando el botón del Pen.

Algo más de año y medio de vida de la familia Surface Pro nos ha dado tres generaciones de tablets que han evolucionado en múltiples aspectos. Tanto en el interior como en el exterior, pero también en los accesorios o en el precio.

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